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Llevo 22 otoños sobreviviendo al mundo y viviendo en el medio de la nada, mientras plasmo el mundo en palabras desde mi punto de vista.

sábado, 8 de agosto de 2015

Amor perdido.

Fui un cobarde con tu amor, aunque supe ser valiente en ocasiones y, probablemente, es por eso que no me arrepiento. Sacaste mis mejores partes, lo hiciste con las peores y hasta aquellas que eran inexistentes, pero no me atrevo a decir que me desconfiguraste, sino que creo que me liberaste y me hiciste mejor. Tardamos en chocar pero, a su vez, nos apresuramos a hacerlo, nos quemamos rápidamente. Jamás te engañé, no pude, me conocías tan bien que no podía ocultarte ni una herida. Hoy y mañana, siempre, estaré agradecido con cada parte tuya que conocí porque amé cada una de ellas desde el primer momento, sin importar lo malas que fuesen, eran perfectas. Pero me torné egoísta y no pude verlo, no pude ver el mal que te hacía, y eso es algo que me va a atormentar hasta el fin de los días, incluso aunque digas que me perdonas porque el problema será que yo no me lo perdonaré. Dices que no, estás segura de que no, pero sí, moviste mi corazón y todavía me da una extraña sensación el pensar que moverás el de alguien más, que seguro moverá el tuyo también. No sólo lo moviste, lo reparaste y fui tan malagradecido que lo único que hice fue romper el tuyo, incluso en los momentos en que intentaba no hacerlo. Creo que lo malo de conocernos tantos, es que sabemos qué es lo que más le dolerá al otro y evidentemente, hemos hecho uso de ese conocimiento últimamente. Pero seguimos siendo nosotros... Tuvimos la mala suerte de que todo, hasta nosotros, estuviéramos en nuestra contra. Es cierto que luchamos, es más, tú fuiste la que más luchó (como siempre) pero existen cosas de mayor fuerza. Mira, lo cierto es que todo lo que dije es verdad. Te amé, te amo y te amaré, eso nadie lo cambiará, ni siquiera yo, porque tampoco puedo odiarte, tal y como dices que quisiste. Puedes hacer mil cosas que me enojen y hieran, pero no, yo seguiré allí, amándote como el primer maldito día. La palabra odio nunca irá en la misma oración que tu nombre, te lo aseguro. Sé que probablemente estoy repitiendo palabras que ya te he mencionado pero necesito dejarlas claras, necesito que lo sepas y que no lo olvides, ni por acciones ni por el pasar del tiempo. Somos opuestos, siempre lo fuimos y siempre lo seremos, pero también nos complementábamos y eso es lo que nos unió. Sólo hay dos cosas que puedo decirte, una de ellas es "perdón" y la otra es "gracias". Gracias por enseñarme, gracias por el tiempo, gracias por ser lo mejor, gracias por ser tú, gracias por los sentimientos, gracias por las emociones, gracias por las acciones y gracias por nuestro pequeño e infinito intermedio. Perdón por el dolor, perdón por el enojo, perdón por la indecisión, y perdón por tan poco.

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