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Llevo 22 otoños sobreviviendo al mundo y viviendo en el medio de la nada, mientras plasmo el mundo en palabras desde mi punto de vista.

jueves, 23 de julio de 2015

Cuando llorabas, yo enviaba lejos cada lágrima.

Pero ya no más, ahora no, eso era en días lejanos a los actuales. Fallé. Ahora todo es al revés y lo digo con propiedad porque, desgraciadamente, he comprobado que soy yo quién trae las lágrimas a ti. Eso ha sido la gota que llenó e hizo desbordar el vaso, el saber que era el causante de tu dolor, y eso me llevó a la decisión definitiva, la cuál me guía de nuevo al comienzo. Es la decisión que me permitió enviar lejos, otra vez, cada una de tus lágrimas y, por un lado, me siento feliz porque he cumplido con mi misión, después de fallar en los otros objetivos. Me convertí en el problema para luego ser la solución, supongo que está bien. Sin embargo, a pesar de que hice lo contrario a la frase, entiendo que hay cosas que son inevitables... pero inevitable no es sinónimo de irreversible. Se puede solucionar, se pudo solucionar, se solucionó. Al menos, por el momento porque ya no lloras, porque vuelves a sonreír, porque vuelves a ser tú. Igual, aún sigo buscando ese momento en el que todo se tornó así, ese momento en el me convertí en tu espina, y todavía sigo sin encontrarlo, fue demasiado rápido. En cierto momento, era el de siempre y, en cuestión de un pestañeo, me transformé en el monstruo que tanto criticaba. Joder. Pero lo sé, reconozco esa transición, esa que me dio el papel de culpable, esa que me hizo ser el encendedor que quemó las cartas y esa que me hizo actuar como un frío y cruel para alejarte por tu felicidad. Aunque tú tuviste algo de culpa por permitirlo, no me obligaste a parar, no te impusiste como solías hacer, y entonces yo no percibía nada más que mi propio egoísmo en su estado de placer. Pero lo entiendo, claro que sí, es que yo sé que no es fácil detener una parte de lo que quieres, una parte de lo que aceptaste, una parte de la otra mitad de tu corazón. El tema es que ahora somos nada y no sé si a ti te cambie en algo, por mi lado, creo que todavía no lo asimilo, que un día llamarás y dirás que nos reuniremos como siempre en aquel parque que nos unió, causando que el resto del mundo nos envidie por el tipo de relación que poseemos. Pero sé que sólo son esperanzas absurdas, esperanzas que se van apagando y hundiendo cada día un poco más. No te preocupes, nos encargaremos de que la máscara se convierta en realidad y que ninguno le duela al otro, mientras que los recuerdos sólo sonrisas provocan. Y si preguntas la razón por la que estoy tan seguro, la respuesta será porque soy yo quién envía lejos cada lágrima y eso es lo que actualmente estoy haciendo.

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