You should know...

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Llevo 22 otoños sobreviviendo al mundo y viviendo en el medio de la nada, mientras plasmo el mundo en palabras desde mi punto de vista.

viernes, 23 de febrero de 2018

Regla N°1

Nunca te arrepientas de algo. Si lo hiciste, es porque lo querías en su momento. Si lo dijiste, es porque lo sentías. Respeta a tu antiguo "yo", respeta sus decisiones y, sobre todo, asegúrate de que los demás también las respeten.

Nunca te lo dije.

Nunca te lo dije, nunca lo confirmé, pero siempre sentí que lo sabías y, a veces, creo que esperas a que salga de mi boca cada vez que nos vemos. Me da miedo. Nuestra época de enojos y decepciones ya pasó, no quiero volver a eso, no quiero volver a ser ese "yo", no mereces revolver en el pasado pero sé que sí mereces la verdad, que sea honesto contigo. Perdón por no serlo a un cien y solo a un noventa y nueve, pero temo que vuelvas a alejarte si digo las palabras y no quiero volver a arriesgar nuestro hilo rojo por mis errores, por errores que no se pueden enmendar pero sí podría haberlo evitado. Si ya lo sabes, perdóname. Si ya lo hiciste, te agradezco... Pero si es todo lo contrario, si ni siquiera lo sabes... lamento el puñal.

miércoles, 21 de febrero de 2018

No quisiera dejarte de hablar porque...

No quisiera dejarte de hablar porque iluminas mis días, porque sin ti me siento vacío, porque no le encuentro sentido a la diversión y los minutos pasan sin color. No quisiera dejarte de hablar porque tu ausencia sería significado de tristeza y te extrañaría demasiado que se transformaría en dolor. No quisiera dejarte de hablar porque no quiero permitir que la distancia se interponga entre nosotros. No quiero y ya.

martes, 20 de febrero de 2018

A diario.

Todos los días y noches me levanto y duermo pensando y sintiendo lo mismo, y paso el día entero sintiéndolo. Básicamente y en el lenguaje vulgar, te digo que estoy hasta las manos con ella. Siento que todo el amor que estoy sintiendo, dando y recibiendo, no da a basto en mi corazón. Se me infla el pecho y, con él, el alma de todo lo que me hace sentir. Esta sensación de pertenencia, de hogar, de felicidad y paz. Saber que ella me cuida y que me permite cuidarla, que me escucha y me deja escucharla... el hecho de transformarnos en un equipo. Podría describirlo, paso a paso, sentido tras sentido, emoción con emoción, y aún así no me alcanzaría porque se regenera a diario, es algo tan nuevo que se vuelve más nuevo. Podría hablarte de ella, de su sonrisa, de sus ojos, de sus labios, de su humor y su seriedad, de su cabello o sus curvas, de su corazón o de su energía... pero no sería capaz de parar después.